sábado, 16 de septiembre de 2017

¿Beneficios del sufrimiento?


Es muy fácil tratar el tema del sufrimiento cuando no se sufre. Pero cuando alguien cerca de nosotros está siendo sometido a cualquier padecimiento, sobre todo si es profundo, tratar el tema es… casi blasfemo. Si yo estuviese en estos momentos experimentando cualquier especie de angustia, seguramente no estaría redactando esta entrada del blog.

Ahora que soy consciente de lo poco que he hecho económica y espiritualmente por aliviar el sufrimiento otros, mejor haría –quizá– en guardar silencio a semejanza de los amigos de Job cuando éste se encontraba en agonía: «Luego se sentaron en el suelo con él, y durante siete días y siete noches estuvieron allí, sin decir una sola palabra, pues veían que el dolor de Job era muy grande.» (Job 2:13)

C.S. Lewis siendo ateo, llegó a la fe en Dios precisamente a través de la reflexión en dicho tema. Se preguntaba: «¿Cómo es posible que un universo tan malo, incluso si sólo fuera la mitad de lo que parece, haya sido atribuido constantemente por los seres humanos a la actividad de un sabio y bondadoso creador?» Y concluía que la respuesta a tal pregunta debía ser que la idea de religión, tan arraigada en la humanidad, debería tener su origen en el mismo Dios. Además de esta reflexión, el hecho mismo de saber que algo es malo se debía a que también sabemos lo que es bueno. Y si sabemos lo que es bueno, es porque ese sentido de lo moral ha sido puesto en nuestro interior por Dios. Otra vez Dios. En parte debido a estas reflexiones y a muchas y prolongadas charlas con amigos profesores en la universidad donde él también enseñaba, llegó al teísmo (la creencia en un Dios que creó todo lo que existe) y después al cristianismo (la creencia de que ese Dios se humanó en Cristo para redimir a la humanidad).